Soplan vientos húmedos por el
Parque Lineal de Palomeras. El veroño va dejando paso al otoño más fresco. Las
hojas de acacias, negundos y olmos van tapizando los caminos de un mantillo
amarillo, y en las espinosas ramas de una robinia (falsa acacia de flores
blancas) llama mi atención un “encendido” petirrojo que me cuesta “capturar”.
Ellos vienen del norte a climas más templados.
Petirrojo
Me siento frente a la pantalla de
mi ordenador portátil y pesco en el internet una música relajante ( https://www.youtube.com/watch?v=bzaDRHqo3MI
) que diluya el continuo ruido de la ciudad en la que habito, y poder escribir
sobre esos paisajes que he visto más allá del horizonte urbano que me rodea.
Horizontes urbanos
Me cuesta ponerme a escribir y
cuando por fin lo hago, suena el smartphone y una voz amiga viene a contarme el
desbarajuste de una empresa trufada de mandarines que utilizan el miedo como
principal herramienta organizativa. ¿Os suena? Como decía aquel: el poder corrompe
(o como enuncia un sabio proverbio chino: “si quieres saber cómo es Pablito,
dale un carguito”). Al final, tanta optimización está dejando a mucha gente en
la calle, como ese “turista” sin techo que se cobija bajo el árbol de la
NO-sabiduría, junto a la M40 y la estación de El Pozo.
Árbol de la NO sabiduría.
Regreso de un ciberespacio para
meterme en otro, y contaros una de turista privilegiado.
Vitoria, parque Salburua y huertos urbanos.
En el último viaje al norte descubro una capital que ha conservado
su casco antiguo, ha creado una eficaz red de transportes públicos, y tiene un
cinturón verde con bosques, huertos y lagunas. Allí conviven las escaleras
mecánicas y los grafitis con callejas centenarias y catedrales neogóticas. Es
Vitoria / Gasteiz, por la que anduvimos andando y comiendo, bastante bien,
durante 3 días. Ya vamos perdiendo el hábito de pasar por los lugares sin estar
en ellos.
Vitoria, casco antiguo.
Pero el destino final era
Mundaka, en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai (Vizkaya),
donde el estuario del río Oka y la frondosidad de los montes que le rodean han
creado un paisaje realmente hermoso salpicado de pueblos como Bermeo, Guernika,
Sukarrieta o Mundaka, cargados de historia y tradiciones.
Mundaka
Sukarrieta y Txatxarramendi
Gernika
Hasta llegamos a
subir a la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, famosa por haber sido decorado
en la serie “Juego de Tronos”, y desde entonces lugar de peregrinación mundial
de los feligreses de dicha serie.
Y volviendo de Gaztegulatxe vuelvo a encontrarme con el petirrojo, esta vez en una zarzamora, ajeno al ajetreo producido por las series televisivas, no sabe lo que se pierde.
Ya de regreso a la
gran ciudad me veo envuelto en otro capítulo de ese juego de tronos que son las
elecciones generales, en las que soy un “extra” más de una película que parece
que ya haya visto varias veces y cuyo final conocemos todos: “la banca siempre
gana” (como dicen de los casinos). Y aun así, participaré porque creo que un
mundo mejor es posible, respetando la Biosfera, la cultura de los pueblos y
repartiendo justamente las riquezas que la Madre Tierra nos ofrece.
Jornada de reflexión.
Siempre tratando
de mantener la semilla de la esperanza que permita brotar nuevas primaveras.
Ánimo con la papeleta.
Me gusta como lo cuentas. Aunque Vitoria lo pone un poquito más fácil.
ResponderEliminarGracias.
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