lunes, 17 de febrero de 2020

CRÓNICAS POSNAVIDEÑAS





Tras el atracón de las “felices fiestas”, todos necesitamos pasar página y retomar con entusiasmo el timón del barco de nuestra vida poniendo rumbo hacia los nuevos horizontes marcados en los esperanzados propósitos del año nuevo. En mi caso, al ser un privilegiado que tiene todo lo necesario (y más),  una buena caminata siempre me reanima, y como yo no tengo perro (más bien lo soy) de buen grado acepto que me saquen de paseo. ¡Guau!


Un chaval de 77 primaveras me lleva, una vez más, por el Parque del Sureste a la captura de algún cromo vital, sean mosquiteros, cigüeñas, petirrojos o fochas en las lagunas de las antiguas graveras. El caso es caminar y charlar (incluyendo el escuchar). Gracias.


Pero la aparente belleza, a veces oculta la mierda que escondemos o quemamos, como en la cercana planta incineradora del vertedero de Valdemingómez que ahora va a recibir la de Alcalá de Henares. Como vecino que tengo que respirar las dioxinas, furanos y otras toxinas (a parte de los malos olores), quedo con otros vecinos para protestar ante el ayuntamiento (y aliviar mi soledad de rarito).


El “progreso” nos desborda. El Jarama y el Manzanares vienen rebosantes de él. Se filtran, los ríos, a través de los escombros y arenas para que la vida se abra camino en forma de alamedas, carrizales o lagunas repletas de peces, aves, anfibios o insectos. Los urbanícolas podemos sentirnos un poco animales en medio de este soto “salvaje” aunque estemos más pendientes del teléfono inteligente que de la inteligencia natural que nos rodea con sus innumerables formas de vida. Al menos sirve para quemar los polvorones, turrones, cordero, marisco y bebidas “espirituosas” que tan generosamente nos hemos obsequiado . . . ¿Cómo muestra de amor? 


De vuelta a la ciudad me veo perdido en las circunstancias que me rodean. Como en la fotografía frente a una barbería ¿Qué pensarían los reyes magos si supiesen que son unos “jister” bastante “frikis” (además de ser cómplices de unos okupas)?. Pues algo parecido me siento yo. Mira que me lo decía mi señora: “eres muy rarito, cariño”.


El paisaje urbano nos deja imágenes desconcertantes con cigüeñas en árboles de hierro, extrañas caligrafías de jóvenes escolarizados, rascacielos de acero y cemento que acosan los horizontes u hombres sin cabeza ocupando la calzada en busca de un euro. Pero el rarito soy yo.


Hay momentos en los que parece que el mundo está al revés y son las cotorras quienes se plantean viajar a Nueva York, ante el rechazo del que aquí son objeto. Seguramente sean imaginaciones mías.


Vuelvo a coger la vereda, un poco desdibujada, de la utopía soñada y vuelvo a caminar en compañía por los eriales periurbanos reclamando respeto para la Naturaleza, para mis pulmones y el de las siguientes generaciones. Al final hubo algún conato de enfrentamiento entre el “Frente Rivereño Ecologista Reconstituido (FRER)” y la “Plataforma Ecologista Rivereña Auténtica (PERA)”. Al menos hubo coincidencia en que la incineración no es la solución.


P.D.: En los últimos meses han caído varias hojas del árbol que me sustenta (familia, amigos y compañeros). Otras frondas más verdes han empezado a asomar. Como dice un buen amigo, solo nos queda arrear para adelante. DEP.

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