Tras el atracón de las “felices
fiestas”, todos necesitamos pasar página y retomar con entusiasmo el timón del barco
de nuestra vida poniendo rumbo hacia los nuevos horizontes marcados en los
esperanzados propósitos del año nuevo. En mi caso, al ser un privilegiado que
tiene todo lo necesario (y más), una
buena caminata siempre me reanima, y como yo no tengo perro (más bien lo soy)
de buen grado acepto que me saquen de paseo. ¡Guau!
Un chaval de 77 primaveras me
lleva, una vez más, por el Parque del Sureste a la captura de algún cromo
vital, sean mosquiteros, cigüeñas, petirrojos o fochas en las lagunas de las
antiguas graveras. El caso es caminar y charlar (incluyendo el escuchar).
Gracias.
Pero la aparente belleza, a veces
oculta la mierda que escondemos o quemamos, como en la cercana planta
incineradora del vertedero de Valdemingómez que ahora va a recibir la de Alcalá
de Henares. Como vecino que tengo que respirar las dioxinas, furanos y otras
toxinas (a parte de los malos olores), quedo con otros vecinos para protestar
ante el ayuntamiento (y aliviar mi soledad de rarito).
El “progreso” nos desborda. El
Jarama y el Manzanares vienen rebosantes de él. Se filtran, los ríos, a través de
los escombros y arenas para que la vida se abra camino en forma de alamedas,
carrizales o lagunas repletas de peces, aves, anfibios o insectos. Los
urbanícolas podemos sentirnos un poco animales en medio de este soto “salvaje” aunque
estemos más pendientes del teléfono inteligente que de la inteligencia natural
que nos rodea con sus innumerables formas de vida. Al menos sirve para quemar
los polvorones, turrones, cordero, marisco y bebidas “espirituosas” que tan
generosamente nos hemos obsequiado . . . ¿Cómo muestra de amor?
De vuelta a la ciudad me veo
perdido en las circunstancias que me rodean. Como en la fotografía frente a una
barbería ¿Qué pensarían los reyes magos si supiesen que son unos “jister”
bastante “frikis” (además de ser cómplices de unos okupas)?. Pues algo parecido
me siento yo. Mira que me lo decía mi señora: “eres muy rarito, cariño”.
El paisaje urbano nos deja
imágenes desconcertantes con cigüeñas en árboles de hierro, extrañas
caligrafías de jóvenes escolarizados, rascacielos de acero y cemento que acosan
los horizontes u hombres sin cabeza ocupando la calzada en busca de un euro.
Pero el rarito soy yo.
Hay momentos en los que parece
que el mundo está al revés y son las cotorras quienes se plantean viajar a
Nueva York, ante el rechazo del que aquí son objeto. Seguramente sean
imaginaciones mías.
Vuelvo a coger la
vereda, un poco desdibujada, de la utopía soñada y vuelvo a caminar en compañía
por los eriales periurbanos reclamando respeto para la Naturaleza, para mis
pulmones y el de las siguientes generaciones. Al final hubo algún conato de
enfrentamiento entre el “Frente Rivereño
Ecologista Reconstituido (FRER)” y la “Plataforma
Ecologista Rivereña Auténtica (PERA)”. Al menos hubo coincidencia en que la
incineración no es la solución.
P.D.: En los últimos meses han
caído varias hojas del árbol que me sustenta (familia, amigos y compañeros).
Otras frondas más verdes han empezado a asomar. Como dice un buen amigo, solo
nos queda arrear para adelante. DEP.
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