Ha llegado el
solsticio de invierno y no ha salido en las noticias. Noticia son las compras
desmesuradas, las pantagruélicas comidas y las lucecitas que adornan los
cogollitos urbanos.
Nadie repara
en la desnudez de acacias y olmos, en la dulzona floración del níspero, en las
acrobacias arbóreas de los carboneros garrapinos o en los territorios de caza
de los colirrojos tizones. Nuestra mente está ocupada en otras cosas más
importantes.
Poco a poco la
luz vuelve a crecer entre los días más sombríos del año. Son momentos de
introspección, en los que las soledades y las ausencias suelen acentuarse. Tal
vez por eso tratamos de espantar los silencios con canciones y petardos,
iluminamos las noches con artificios luminosos y sentimos con más fuerza la
necesidad de pertenecer al clan, la tribu, la manada o el rebaño.
En las escasas
zonas verdes que salpican las ciudades, la vida salvaje trata de abrirse camino
sin respetar normas ni fronteras, ajena al calendario. Las lagartijas siguen
cazando en diciembre, níscalos, champiñones y boletus aparecen tardíamente,
varias tórtolas de collar yacen medio desplumadas por algún felis silvestris;
sin ninguna consideración por su simbolismo (paz, espíritu santo, magia de
chistera, ..). En nuestras civilizadas aceras de cemento la basura desborda los
cubos y contenedores. Y en nuestros organismos hay una caída de defensas por
los excesos celebratorios. ¡Felices Fiestas!
Los modernos
Herodes del imperio, famosos por sus colosales proyectos constructivos, por su
espíritu guerrero (incluida la matanza de los inocentes) y su autoritarismo;
gobiernan el futuro hecho presente. Un futuro bien distinto al que imaginó
aquel rebelde melenudo, vestido humildemente, que se dedicó a predicar con el
ejemplo la fraternidad entre todos los hombres y mujeres de buena voluntad,
compartiendo lo que tenía sin desear más que lo necesario para vivir. Se supone
que en estas fechas celebramos su nacimiento, en un portal ocupado, hace 2016
años. Pero parece que lo de predicar con el ejemplo está pasado de moda, es
algo vintage, que se dice ahora. De la historia de estas fechas solo han
quedado unos reyes magos amantes de los chupitos y un señor gordo que les hace
la competencia en el mundo del merchandising.
En la
permanente imperdurabilidad de las cosas, los ciclos de vida se van sucediendo.
Venus, nuestro planeta vecino, sigue brillando en la oscuridad del cielo. La
luna en cuarto menguante está punto de alcanzar la luna nueva (total
oscuridad). La última hoja de este año está al caer. Las borrascas siguen
entrando por el Atlántico. Los bebés se hacen niños, estos evolucionan a
adolescentes, luego nos creemos adultos, para terminar siendo viejos.
Pero no os preocupéis, porque un mundo de ilusiones
nos está esperando. El crecimiento infinito, con la ayuda de la tecnología, nos
hará felices a tod@s. La justicia social está garantizada por las
constituciones democráticas. Las religiones fomentan la hermandad entre los
pueblos y la ética moral entre las personas. Y cuando nuestro cuerpo biológico
termine su ciclo nos espera el paraíso, si hemos sido buenos. ¡Feliz Navidad!
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