En contacto con las verdes colinas del Parque Lineal, el urbanita trata de comunicarse por la desarrollada tecnología inalámbrica que nos inunda, en medio de un horizonte de metal y cemento.
Ajeno al desarrollo de las fuerzas productivas, el herrerillo busca el sustento y el cobijo entre los escasos reductos vegetales que el imparable crecimiento industrial permite.
A ras de suelo brota el diente de león, captando la calidez del sol, como una manifestación más de la sencilla belleza de la vida.
Los ancianos se reunen para emitir consejos que nadie escucha, frente al enorme monolito de hierro que nadie pidió y entre todos pagamos.
Son las cálidas soledades de una mañana de invierno.
Estamos tan enfrascados en nuestros asuntos, tan saturados de buscar información, tal vez expectantes de que algo cambie, de creer que es posible la dignidad en nuestra sociedad, que no encontramos el momento de parar y contemplar lo más cercano, el hacer y el sentir de aquellos que nos importan, de aquel que siente como yo.
ResponderEliminarBonitas fotos y reflexiones, la vida misma.
Muchas gracias por el comentario. Comom bien dices, estamos tan saturados de datos e "informaciones", que como decía el poeta: "ojo puesto en todo ya no sabe lo que vé". Vamos a toda velocidad y no terminamos de llegar a ninguna parte. Se nos olvida que lo importante es el camino, el aqui y ahora, la consciencia de la respiración. Por eso trato todos los días de parar unos 25 minutos para serenar la mente. Me siento y respiro, y observo el torbellino de pensamientos, que dejo pasar. Tal vez por eso la "pequeñas" cosas me parecen tan "grandes", y viceversa. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por su bonito blog., lastima que el barco se hunde
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