domingo, 2 de julio de 2017

Ya pasó el solsticio de verano.

 Cayeron las hojas de papel dentro de las urnas, otra vez, como caen las hojas marchitas en el invierno; cansadas. Volvieron las promesas a colorear el paisaje, otra vez. Y otra vez se las llevó el viento o el camión de la basura.


 Sigue tratándose el mantillo como un residuo urbano que hay que retirar en contenedores, sin darle la oportunidad de fertilizar el suelo, tanto en el Parque de la Paloma, como en el Parque Lineal de Palomeras, como en la inmensa mayoría de los parques urbanos. Cambian los políticos pero muchas ideas permanecen.





Con la perspectiva que da la experiencia, uno va siguiendo su camino solitario, entre fríos y calores, entre luces y sombras, recreando cada día una nueva utopía que nos ayude en el caminar. A veces cansado y otras más ilusionado.





En ocasiones hay que asomarse a alguna "ventana" que nos permita ver más allá de nuestras personales circunstancias y ampliar el horizonte desde algún alto, aunque sea desde el Alto del Arenal o el Cerro del Tío Pío.



Aunque siempre es bueno silenciar un poco la mente, y percibir la energía de la vida que nos rodea, como la de este verdecillo.




Hay quien se queja teniendolo casi todo, y quien agradece lo poco que tiene. Todo no van a ser hermosas sonrisas y sugerentes perfumes. La vida es una sucesión de claros y oscuros.




Y entre las claridades que alegran este Parque Lineal, están los abundantes riegos con agua reciclada, el funcionamiento de casi todas las fuentes y los nuevos bancos entre los árboles. Algo ha cambiado, y se agradece.


Y para quienes piensen que nada ha cambiado, vease el plano de Vallecas a comienzos del siglo pasado (Museo de Historia de Madrid).


1 comentario:

  1. Qué verdad dices. Algo está cambiando, sobre todo dentro de cada uno. Bonitas fotos y lindo dialogo.

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