miércoles, 29 de diciembre de 2010

Otoño, ya invierno.

Se me pasó ese extraño acompañante esquivo al que llamamos tiempo. Arranqué las páginas numeradas del calendario como el viento del norte desprende las últimas hojas caducas.

Otra vez regresaron los fríos y con ellos los petirrojos, las bayas del acebo y el dulce aroma de la flor del níspero, que ya se cerró para formar el fruto.

En los últimos reductos de tierra que van quedando en la ciudad brota la vida, pese a la tempestad financiera que va desnudando el tronco de un sistema caduco. Cada uno se busca la vida como puede.

Bosques, parques y jardines pintaron un impresionista cuadro de vivos colores otoñales, en el que los árboles se desvistieron para abrigar con sus hojas a la madre tierra.

En el cobijo del mantillo se refugian larvas e insectos, diminutos seres que son afanosamente buscados por los pájaros, hasta que un torrente de aire comprimido con aroma a gasolina y enorme ruido arrasa el suelo para amontonar la provechosa materia orgánica como basura camino del vertedero.

Cuando aprenderemos que el suelo no es una moqueta. Cuando se invertirá en jardineros y no en costosa maquinaria.

En este Cerro del Tío Pío, al que me asomo para observar el horizonte urbano, encontró la gente humilde refugió en cuevas excavadas. En la panorámica sobre el enterrado valle del Manzanares se puede apreciar nítidamente la contaminación que los políticos y gestores económicos no quieren ver (se). Solo el viento y la lluvia evitan que muramos asfixiados por tanto progreso.

A mis pies admiro la escarchada vaina de acacia y levantando la mirada, más allá de las enormes torres, monumento a la especulación urbanística, y del aglomerado metropolitano de cemento y ladrillo; se ven las primeras nieves sobre la sierra del Guadarrama. Ha llegado el invierno.

Suerte tengo de tener el cobijo del que otros carecen y poder sentarme frente a la pantalla para teclear palabras en un alarde propio del animal racional que supuestamente soy, mientras en el Parque Lineal crecen los bloques de hormigón que abrigarán el costoso sistema de bombeo del agua reciclada. Otro trozo menos de verde para mantener el verde. Otro alarde de ingeniería …. financiera.

Siento como me sube la presión arterial por el sofoco emocional que las contradicciones socioeconómicas me producen y la rabia contenida ante tanta charlatanería tecnocrática. Nos toman por tontos, y a lo que parece tienen parte de razón, pues parece ser que la solución es votar a la opposición. Parece como si fuésemos muñecos, maniquies de escaparate.

Como cualquier bichejo asustado trato de agarrarme al flujo de la vida en medio de la corriente sombría que inunda este planeta plagado de armas, injusticias y demagógicos discursos sobre la necesidad de mantener un sistema que lleva a la humanidad al borde del caos. La instintiva inteligencia de los animales les lleva a satisfacer sus necesidades vitales, mientras que la inteligencia de homo sapiens nos lleva a crearnos constantemente nuevas necesidades que satisfacer convirtiendo al civilizado urbanita en un ansioso homínido siempre insatisfecho. Y la propaganda no cesa de estimularnos a que seamos más felices, más guapos, más libres.

Me echo al camino, libro y cámara en el morral, para perderme entre los reflejos y contraluces del paisaje de los parques y las callejas de esta ciudad, y sus alrededores.

Captando y reflexionando sobre las paradójicas circunstancias en que vivimos, trato de comprender viéndome reflejado en lo que me rodea:

atardeceres cargados de colores recordándome los ciclos vitales,

manifestaciones de protesta que pronto son olvidadas,

serena belleza de la naturaleza de la que formamos parte (aunque a veces se nos olvide), ancianos solitarios que una vez fueron jóvenes, jóvenes que alguna vez serán ancianos, exposiciones de ilustres artistas (y otros que pretenden serlo), ….. y sobre todo la Navidad, esa sublime festividad en la que celebramos, no solo la paga extra y las vacaciones (el privilegiado que tenga trabajo), sino la fraternidad de la raza humana en un mundo feliz, en paz, sin injusticias y en armonía con la naturaleza.

Que entrañables días de solidaridad con los hambrientos del mundo, de ayuno ejemplar, de serena meditación; siguiendo el ejemplo del niño dios que acaba de nacer. Todo ello empapados en las espirituosas bebidas tan propias de estas fechas.

Y es ahora cuando me doy cuenta de lo injusto y desagradecido que he sido con los reales magos de oriente y occidente, que han realizado el milagro en el que nos encontramos, multiplicando no solo los panes (transgénicos o no) y los peces (con más o menos mercurio); sino los beneficios de los próceres y las esperanzas de los parias, desviviéndose por el porvenir de las futuras generaciones, con una generosidad y sabiduría que pasará a los libros de historia.

Tan solo me queda hacer acto de enmienda y sumarme al clamor popular: “.. beben y beben y vuelven a beber, los peces en el rio por ver a Dios nacer …”. Feliz Navidad, a la ardilla con su bellota, próspero año a quien busca su suerte en la bola de cristal, buena propina para ese papa Noel saxofonista y suerte para el muchacho solitario. Y por supuesto, salud y gracias por el esfuerzo de haber llegado hasta aqui.

5 comentarios:

  1. Magníficos, digo excelentes, todos los retratos que nos has dejado sobre esos paisajes tan bellos y algunos un poco lúgubres, de lo que representa la vida que intenta construir la parte especulativa de la humanidad.

    Soy un pésimo optimista, pero estoy convencido que al final será la Naturaleza quien imponga sus leyes sobre todas las demás.

    Salud y feliz año.

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  2. Primero felicitarte por tan extraordinarias imágenes. Me han gustado mucho.
    En cuanto a la sociedad especulativa en la cual vivimos,aunque suelo ser bastante optimista en mi diario vivir, me temo que la raza humana, aprende a través de batacazos, y tendría que ser de grandes proporciones, para cambiar.
    Sólo me queda la esperanza, de que si tomamos conciencia individual pueda hacerse posible el cambio.
    Feliz año de cambio Humano
    Besos Anais

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  3. Me disponía a irme a dormir, no sin antes echar una ojeada al otro lado de la pantalla, donde suelo buscar y a veces encontrar dosis de calor humano, eso que tanto necesitamos, sobre todo en estos días de bullicio y soledades. Ah! me encuentro que mi amigo Javi ha parido un post, voy rauda a leerlo, son tan escasos pero tan nutridos que es necesario alimentarse de ellos. Es curioso que empezando siempre con aires poéticos, a medida que avanza el mensaje se va transformando en críticas, nubarrones y dolores viscerales contagiosos, de tal modo que un nudo en el estómago empieza a hacerse patente y un poquito más adelante angustioso. Entonces pienso…Alcaudoncillo, porqué si te enfadas con el mundo, sales con tu cámara para recogerlo e inmortalizarlo? Ahora lo entiendo, a pesar de todo, tienes la capacidad de enamorarte de lo que ves y así lo demuestras en tus imágenes. Mirándolas detenidamente veo muchas de las maravillas que podemos encontrar en este circo y consigues emocionarme. Palabras fugaces se pasean entre mis embarullados pelos mientras observo más de cerca esas capturas de instantes encontrados en tus paseos; podrían ser…luz, horizonte, caminar, amigos, reflexión, arte, infancia, deseo, piel, juventud, pudor, música, bruma, flor, cola de ardilla, manos en los bolsillos, felino al acecho, manos que dan de comer, verdes que devoran , colores, paladar, solidaridad, lucha, lluvia, rebeldía, humedad, seguro dental, jeje, y creatividad, mucha creatividad, y muchos etcéteras….
    Ahora me voy a dormir, pero con alguna reflexión más, alguna emoción más y alguna sonrisa más.
    Gracias.

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  4. Como siempre imágenes y palabras cargadas de emociones que calan...

    Un fuerte abrazo

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  5. Te he visto en la página de Ernesto... y entré en tu casa.
    Tienes magia con las palabras, compones imágenes, además de ilustrarlas con tus fotos.
    Lo de Ernesto... llevaba un mes sin publicar, salvo esa pequeña intervención para dar las gracias por pasar.
    Curioso este mundo virtual.
    Buena noche y, respecto de tus reflexiones, como dice Toni, la Naturaleza saldrá adelante, sin nosotros.
    Hasta otra Javi

    PAQUITA

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