sábado, 20 de febrero de 2021

EL CIELO IMAGINADO

 

 

   Mis fatigados ojos desconectan por un momento de la realidad electrificada de mi hogar, para mirar por la ventana de mi castillo acristalado el infinito cielo azul marino salpicado de estrellas y planetas, que no veo por la niebla lumínica que hemos creado. Tengo que imaginármelo.  Al igual que tengo que imaginarme las palabras que tratan de expresar mis sentimientos sobre este papiro cibernético y ver la majestuosa naturaleza por los videos del yotuve.

  En la calle aúlla iracundo un gran depredador sapiens, por los molestos ladridos de unos perrillos canijos, bajo las enormes farolas que ciegan  la bóveda celeste en la que navega este viejo planeta azul, con los rumores y fragancias de la autovía dando ambiente a la escena de este barrio urbano. Estamos viviendo un momento crucial de la humanidad, cada cual como buenamente puede. Un hilillo de melancolía sube desde mis tripas hasta la cabeza y me aventuro agarrándome a las letras para que mi mente no se oscurezca demasiado. Ya voy aprendiendo a usar los interruptores de las luces y las penumbras, esos que todas las personas poseemos pero que a veces se nos olvida que los tenemos, como al señor iracundo que maldice la vida arremetiendo contra el más débil.


    La religión en la que vivo me otorga el paraíso aquí y ahora, solo tengo que comprarlo, porque yo me lo merezco, por ser un individuo con derecho a la felicidad instantánea (al igual que el señor gruñón, que la democracia es para todos).  Con el frigorífico repleto, los viajes turísticos esperándome (el fin de semana, las vacaciones varias o la soñada jubilación), comprando con un “clic” cualquier cosa producida en cualquier parte del mundo, . . ¿qué necesidad tengo de trascender mis deseos para explorar mi espiritualidad (o como quieras llamarlo)?. En tiempo de crisis, los mitos que nos han mantenido cohesionados se desmoronan y necesitamos crear otros, aunque todavía somos muchos los que queremos agarrarnos a los viejos clavos ardientes de nuestra evolucionada cultura.


   Hace tiempo que la frugalidad, el silencio y la reflexiva serenidad dejaron de ser virtud.  Y como un buda rechoncho engullo lo que me apetece, hablo más de que debo (véase la muestra) y mi mente es un torbellino en un gazpacho de ideas adquiridas. El hambre de paz interior tiene que desbrozar la maraña de excesos, el ruido inunda los cobijos del silencio con series, realitis, deportes, infoxicaciones y entretenimientos varios, los libros van perdiendo la batalla contra los smartphones (y otras pantallas “inteligentes”). El “conócete a ti mismo” se olvidó por el “coge el dinero y corre”. Velocidad, dinero y deudas nos sobran, pero todavía no sabemos dónde vamos después de cientos de siglos sobre la Tierra.

   El cielo imaginado que hemos creado cada vez se parece más a una bacanal infinita, de la que nos vamos sin pagar la factura, porque tenemos lo que algunos llamaban el libre albedrío y otros egocentrismo inflamado. Herederos de las bacanales son los carnavales, en los que nos disfrazamos tras una máscara para aparentar ser lo que no somos y transgredir desde el anonimato (políticos y poderosos incluidos). Pasa el tiempo pero la historia colectiva de nuestra especie se repite en distintos escenarios.


    Mi fatigada sesera necesita otro tipo de vibración y salgo en busca de la primavera que ya asoma en forma de azules verónicas y almendros en flor, de insectos alegres por el polen y de insectívoros contentos por los insectos. Respiro conscientemente la vida que me rodea y de la que formo parte (aunque a ratos se me olvide).

 

   Salud y ánimo.

4 comentarios:

  1. Ohhh muchísimas gracias por haber compartido tu blog, y este escrito excepcional que me deja sin palabras, porque las has plasmado todas con una maestría que yo sería incapaz de haberlo hecho. Gracias por habermelo mostrado ...seguiré leyendo y aprendiendo en este lugar.

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  2. Ohhh muchísimas gracias por haber compartido tu blog, y este escrito excepcional que me deja sin palabras, porque las has plasmado todas con una maestría que yo sería incapaz de haberlo hecho. Gracias por habermelo mostrado ...seguiré leyendo y aprendiendo en este lugar.

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