miércoles, 12 de septiembre de 2012

Papamoscas cerrojillo





Paseando por el Parque Lineal de Palomeras me llama la atención un inquieto pajarillo que desde las ramas de las acacias, catalpas, pinos, robles o negundos se lanza revoloteando en el aire tras las abundantes moscas que pueblan el verano tardío. Una y otra vez vuelve a cazar en “su” territorio, que defiende agresivamente de cualquier otro competidor de su especie, durante una semana o dos. En estos días es muy fácil de observar y escuchar su ¡¡tiic!! ¡¡chuik!! o ¡¡juick!! (si es que puede escribirse el canto de un pájaro). El macho ha perdido parte de su característico antifaz blanquinegro y se confunde con la hembra de tonos más parduzcos.

 

Los papamoscas cerrojillos, pajaricos de unos 13 cms, recorren más de 10.000 kms desde el África Tropical hasta el norte de Europa. Desde el este de Tanzania, el Congo, Sudán, Camerún, Nigeria, hasta el oeste de Senegal. Durante el invierno su presencia es común en Chad, Togo, Nigeria o Costa del Marfil. El primaveral viaje lo hacen atravesando el Sahara rozando la costa mediterránea española, pero en el otoño tienden más hacia la costa Atlántica. En todos los casos viajan sin papeles atravesando las fronteras sin respetar más que las leyes de la Naturaleza. Probablemente ayude el que sean blancos y negros al mismo tiempo.

 

Suelen reproducirse en Polonia, Alemania, Rusia, Suecia, Finlandia o Gran Bretaña. También lo hace en España, Francia, Italia y Portugal. Aunque al asunto de las nacionalidades no parecen darle demasiada importancia. Más les inquieta la destrucción de los bosques y la contaminación del aire, que tan frecuentemente producimos los humanos, como ese horizonte urbano grisáceo que ya comienza a ser frecuente en las repletas urbes después del periodo vacacional o las miles de hectáreas arrasadas por los incendios.

 
 
Si no has podido irte a cazar elefantes por falta de presupuesto, seguro que si puedes disfrutar de la observación o “caza” fotográfica de este animalillo salvaje en la zona verde más próxima a tu casa; y con suerte puedas ver al más esquivo carduelis carduelis (jilguero, siete colores, colorines, ..), auténtico devorador de semillas de cardo y diente de león, al que alguna gente encierra en jaulas para disfrutar de su hermoso canto y plumaje. ¡Como somos!.

1 comentario:

  1. Gracias Klimtbalan por tu comentario. Siempre es bonito poder comunicarse con otro ser vivo. Lo digo por el jilguero "inglés". De pequeño en mi casa teníamos uno, se llamaba "Pirri" y predecía la llegada de los miembros de la familia con varios minutos de antelación. A mí me gustaba soltarle por la casa, lo que me costó más de una regañina y la consiguiente batalla para volverle a encerrar.

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