lunes, 27 de junio de 2011

Los brotes del 15 de Mayo

Sobre el marco metálico de mi ventana se ha posado una joven hoja de plátano de sombra. Moteada por la prematura vejez que la ha llevado a desprenderse de la rama, luce los tonos tierra cual presagio de su futuro. Muerta en primavera. Después de la abundancia de lluvias que propiciaron una explosión de verdes brotes, el reseco calor llega hasta las raíces de un suelo pobre, incapaz de retener el preciado líquido.

No se dejaron crecer las humildes “malas” hierbas, y la orgánica materia que habría de formar el preciado mantillo donde se formase el humus transformador, fue tratada como basura y arrojada dentro de bolsas de plástico “reciclado”. Igual da que sean alcorques, parques, solares o medianas ajardinadas; el genocidio verde se extiende desde las selvas vírgenes hasta las grietas en el cemento y el asfalto. El homo consumeitor arrasa por donde pasa. Herbicidas, pesticidas, fungicidas, plaguicidas, cortacésped, sierras de todo tipo,… todo un arsenal para doblegar a esos indómitos seres verdes empeñados en crecer sin el necesario control de quien se cree el Ser Superior del planeta Tierra.

Borracho de recursos tecnológicos, el llamado sistema productivo huye hacia un futuro plagado de angustiosas codicias y miserias, en el que el ser humano habrá perdido la oportunidad de encontrar el equilibrio con la Naturaleza de la que forma parte. No quedaran más opciones que ser técnico de mantenimiento del “sistema” o elemento improductivo a eliminar. Como las hojas secas, seremos materia orgánica para “reciclar” como basura. Mientras tanto nos tomamos unas tapitas de entretenimiento televisivo, acompañado de unas cuantas litronas de consumo compulsivo, para terminar hartándonos con unas apetitosas raciones de charlatanería irreflexiva. Eso sí, en lugar de pagar la factura se la dejaremos a las próximas generaciones. ¡Viva el chiringuito liberal!

Pero en este rebaño tan convencido del camino que va siguiendo, han comenzado a aparecer ovejas descarriadas que balan en el desierto contra los líderes de esta congregación de fieles seguidores. Dicen que entre ellas hay cabras que, como todo el mundo sabe, tiran para el pedregoso monte, recelosas de los caminos marcados. Es posible. De cualquier modo ya se está planificando su caza, pues algunas han traspasado las cercas de los cortijos sembrando el pánico entre sus indignados propietarios que reclaman airadamente a la autoridad competente un castigo ejemplar. Ya se preparan en las fondas y restaurantes los asadores para festejar la matanza, pues tan ricas están las chuletas de cordero como las de cabrito. Y de paso el rebaño aprenderá. Palabra de pastor.

Sopla una suave brisa del noroeste y la hoja de mi ventana va acunándose en el aire, dejándose llevar por los remolinos térmicos, hasta definitivamente caer en un círculo de primaverales jóvenes de espíritu que, como ella, nacieron en época de abundancia y ahora tratan de imaginar un futuro, ante el agotamiento del suelo que sustentaba las ramas del árbol social del que pendían. No se resignan a ser solo mercancía en tránsito hacia la basura y reaccionan molestando a las acomodadas conciencias, pues sienten correr la savia de la vida por sus venas. Hace un mes que brotaron y ya hay peleas entre quienes quieren podarlos y los que pretenden recolectarlos. Ojalá llegue al otoño y podamos ver sus frutos.

4 comentarios:

  1. Esa hoja dorada evocando un invierno saliente. Esas "malas" yerbas adornando a esa "preciosa" farola. Esas "maravillosas" tiendas y escaparates del cuento consumista, de nunca acabar...

    Estimado Alcaudoncillo, las fotos y tus palabras lo explican casi todo.

    Nos espera un otoño-invierno -dicen que- bastante caliente. O quizás, frío. Muy frío. Qué más da. Lo importante es que sepamos comprender que el mundo está en nuestras manos. Aunque nos parezca un imposible.

    Un abrazo desde el Sur.

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  2. Esa hoja posada en tu ventana soy yo?? Pareciera que según escribes pensaras en una señorita entrada en tiempo...Me quedo con el primer y último párrafos.
    Besos desde el marco metálico de tu ventana...

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