sábado, 29 de noviembre de 2008

Colores del otoño civilizado

Me refugio en mi hogar templado mientras el aire frío del Norte arranca las penúltimas hojas otoñales de los árboles de mi Parque Lineal. Los primaverales verdores, que fueron madurando durante el verano, han ido transformándose en hermosos amarillos que poco a poco han sido vencidos por el marrón de la tierra que ha de acogerlos con natural alegría para que la vida siga abriéndose camino con otras formas. La vida y la muerte se manifiestan a mi alrededor de manera escandalosa, y trato de agarrarme al árbol de la vida cual hoja reseca que pende de la rama en el invierno que se le avecina. Doy gracias a la vida por tener abundante agua cuando mucha gente muere de sed. Doy gracias porque mis hijos tienen todo lo que necesitan en un mundo donde los niños van a la guerra, son esclavizados, prostituidos y abandonados. Doy gracias por la compañía de una compañera que calienta mi ánimo, espantando la soledad que invade las calles, los hogares y los corazones de los civilizados humanos. Doy gracias a todos mis seres queridos, pasados, presentes y futuros, que me permiten dar amor y alegran mi espíritu. Doy gracias por vivir en paz en un planeta infectado de guerras. Doy sangre y dinero para ayudar un poco, cuando puedo. Pero al ir al retrete me doy cuenta de que no acepto con naturalidad que los sabrosos y aromáticos alimentos, que tan gustosamente paladeé, se hayan convertido en pestilentes excrementos que a los demás espantan; y que las canalizadas aguas de los salvajes arroyos las convierta en civilizadas aguas fecales. Así, nuestros jóvenes cuerpos se han de convertir en abono para el polvo del Universo, al igual que todo aquello que creemos poseer. Vana ilusión, pues, agarrarse a las cosas y a lo temporal, ……. pero es tan agradable disfrutar de lo placentero, que a ello nos adherimos cual lapas a la roca en la marea alta. Es natural, creo. Y así es que, utilizando mi cuerpo, saco a pasear a ese mono inquieto que es mi mente. Me sumerjo en las arboledas multicolores con olor a musgo y setas. Aprecio intensamente el escaso calor en medio del frío. Hago consciente mi respiración y trato de digerir mis vivencias. Siento el latido de mi corazón y el cansancio de mi sobrepeso. Trato de recrearme en el aquí y ahora de este espacio/tiempo que me ha tocado vivir. Pero también me entretengo en viajar por las páginas de los libros o me aplasto frente a las “inteligentes” pantallas electrónicas. No todo es blanco en la mañana dominical. La luz y la sombra, una vez más. Doy gracias por poderme cobijar y “tener” otros parques para pasear, además del Parque Lineal.

4 comentarios:

  1. Si las fotografías son hermosas, y de enorme calidad, leer tu texto es todo un placer en esta mañana de sábado; tus palabras son un canto a la vida y nos llevan a la reflexión. Genial entrada. Gracias por ella.

    Un saludo y buen final de otoño.

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  2. Qué decirte amigo! que cada vez que leo tus pensamientos, dos veces o tres porque en el bullicio de esta casa no asimilo todo de una vez, termino con la "piel de punta". Y sé con certeza que es una suerte tenerte como amigo en el mundo real y en el virtual....
    Y que nuestras familias compartan algunos de esos momentos que son para "dar gracias".
    Pronto tenemos uno!!! Mientras un abrazo placentero.

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  3. Bellas palabras. Hermosas imágenes.
    Dar gracias a toda las manifestaciones que la vida nos ofrece, es lo más sabio que se puede hacer en este vivir, porque, hasta aquello que nos puede parecer desagradable, como los excremento o descomposición de lo seres vivos, es el inicio de la existencia de algo nuevo, es decir la continuidad de la vida. Sigue disfrutando de tus paseos, porque la naturaleza, siempre será tu compañera incondicional.
    Besos otoñales Anaisay

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  4. ¡Qué bellas imágenes, parquelineal! ¿puedo escoger una...? La del otoño en el suelo, con esa me dormiré esta noche.

    Muchas gracias por tu gentil visita, nos estaremos viendo.

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